Durante la pandemia de COVID , millones de personas experimentaron la pérdida temporal del olfato tras infectarse con el virus SARS-CoV-2 . La mayoría recuperó esta capacidad en días o semanas, pero una de cada cinco personas afectadas sigue sin oler correctamente meses o incluso años después de la infección. Lo que se pensaba como un síntoma pasajero se ha revelado como un problema complejo y persistente que involucra tanto la nariz como el cerebro.

El estudio publicado en Scientific Reports confirma que la pérdida prolongada del olfato tras la Covid-19 no se limita a la nariz. También afecta a estructuras profundas del cerebro relacionadas con las emociones y el procesamiento sensorial, incluyendo la amígdala, el putamen y la corteza piriforme . Estas áreas son fundamentales

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