El cáncer de mama no tiene edad, pero una revisión oportuna puede cambiar el rumbo y abrir nuevas oportunidades de vida
Ciudad de México, 22 de octubre del 2025.- Ivett Vivas tenía 31 años cuando notó algo inusual en su pecho. No era un bulto. No había dolor. Pero un sangrado constante empezó a alarmarla… aunque no lo suficiente. Durante seis meses, minimizó esa señal.
Pensó que era hormonal, algo pasajero. Se aferró a la primera opinión médica que le dijo que no era grave, y eso le dio permiso para ignorar lo que su cuerpo ya le estaba gritando. “No me lo quería tomar en serio. Me repetía que a los 31 no te da cáncer de mama”, dice.
Esa negación inicial le costó tiempo valioso . Fue hasta que su familia insistió —una y otra vez— que acudió a una fundación especializada: FUCA