Hubo un momento que en Martin Scorsese estaba en la lona. Rendido. En 1978 el cineasta tuvo una crisis de salud provocada por una sobredosis de droga y que le significó un pasaje directo al hospital. Scorsese había tocado fondo debido a su adicción a la cocaína. Hasta su habitación de enfermo llegó Robert De Niro y al borde de la cama comenzó a hablarle al director de hacer una película. Era quizás la única forma de sacarlo adelante. El proyecto era Toro salvaje, la monumental biopic del boxeador Jake LaMotta.

“No podía entender la obsesión de Bob (De Niro) con ese proyecto, hasta que, finalmente, pasé por ese duro periodo yo también. Salí del otro lado y me desperté un día vivo... aún respiraba”, contó Scorsese.

Ese recuerdo es parte de lo que el cineasta relata en el nuevo documental M

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