Hace 50 años el niño Guillermo del Toro conoció la obra gótica de Mary Shelley: Frankenstein, desde ese momento la criatura lo persiguió y se paseó por su pensamiento durante estas cinco décadas. Del Toro buscó atraparlo en su gran colección de monstruos, donde la cabeza de gran tamaño del Frankenstein clásico de Boris Karloff ocupó un lugar dominante, como un tótem. Algunas veces, Guillermo del Toro pensó que esta imagen tan persistentemente grande a menudo fue en contra de su voluntad consciente, de él mismo como persona y lo que fue mejor, como cineasta.

El tapatío Guillermo del Toro creció, se volvió un creador adulado por la crítica y amado por el público, su reciente película, la 13 de su trayectoria, es precisamente Frankestein. “Absolutamente en todas mis películas desde Cronos ha

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