PITTSBURGH (AP) — Aaron Rodgers quiere vencer a los Packers de Green Bay, claro. Pero sólo porque ése es su trabajo.

No habrá nada personal en juego para Rodgers el domingo por la noche, cuando acuda al Acrisure Stadium y vea al equipo al que lideró con tanto éxito durante tanto tiempo del otro lado de la línea lateral por primera vez en su carrera de 21 años.

"Este no es un partido de venganza para mí", enfatizó Rodgers el miércoles. "Estoy emocionado de ver a algunos de esos muchachos".

Y Rodgers no sólo se refiere a la docena de Packers con los que jugó durante el final de su brillante estadía de 18 años en Green Bay.

Cuando se le preguntó con quién de la organización mantiene contacto más de dos años después de ser traspasado a los Jets de Nueva York tras la decisión del equipo de darle el control de la ofensiva a Jordan Love, Rodgers mencionó a todos, desde el fotógrafo del equipo hasta su nutricionista y al veterano entrenador de Green Bay, Nate Weir.

"Muchas grandes relaciones allí", comentó Rodgers.

Rodgers simplemente no está interesado en alimentar ninguna narrativa de que está tratando de demostrar un argumento como lo hizo Brett Favre en 2009, cuando se enfrentó a Rodgers y a los Packers mientras jugaba para Minnesota. Favre lanzó para tres touchdowns en su regreso a Lambeau Field y condujo a los Vikings a una victoria agónica.

Comúnmente aquel encuentro se conoce como la "Venganza de Favre".

Para Rodgers, querer ese tipo de revancha sugeriría que está enojado por cómo resultaron las cosas. No lo está. Al menos ya no.

Sí, le hubiera encantado llevar a los Packers a otro Super Bowl para complementar el otro al que los guió después de la temporada 2010. No resultó así, a pesar de que Green Bay fue un protagonista habitual en los playoffs durante la mayor parte de la estadía de Rodgers.

Dos temporadas llenas de acontecimientos, si bien frustrantes, con los Jets de Nueva York siguieron antes de que Rodgers, hoy de 41 años firmara con Pittsburgh en junio.

Hay una paz con la que Rodgers parece estar jugando esta temporada, tal vez en parte debido a las similitudes entre dos de las franquicias más históricas de la liga y las ciudades que representan, desde su rica tradición hasta su ambiente de pueblo pequeño.

Sin embargo, no importa cuán bien vaya esta temporada, Rodgers sabe que nada reemplazará a Green Bay.

Hubo un momento en su carrera en el que quería ser un tipo de "un solo casco" y nunca jugar en otro lugar. Esas oportunidades son raras. La NFL es un negocio. Rodgers siguió adelante. Los Packers siguieron adelante.

El domingo por la noche se tratará del momento, no de los recuerdos.

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