La educación pública –en todos sus niveles– genera valor social, pero la educación superior además tiene un vínculo poderoso con la formación de capacidades de desarrollo y, con ello, la mejora de calidad de vida de la población.
Sin embargo, en nuestro País, la educación superior enfrenta desafíos asociados al financiamiento, particularmente en algunas Universidades estatales, donde no reciben las aportaciones que les corresponde pagar a sus gobiernos. Son los menos.
Las instituciones de educación superior son receptivas de las propuestas que emanan de la sociedad y deben vincularse formalmente con otras instituciones del Estado que les permitan, entre otras cosas: mejorar su capacidad técnica; fortalecer sus planes y programas de estudio; contar con mecanismos para el ejercicio eficaz