Por Dra. Moira Goldenhörn

Laurta no fue "un loco suelto". Fue el mejor exponente de la ideología imperante y que cada día cobra más fuerza: un militante activo de colectivos de "varones antifeministas", parte de una red regional que se presenta como "defensora de los derechos de los hombres" pero que en realidad propaga un discurso de odio hacia las mujeres y hacia el feminismo. Desde esos espacios -como Varones Unidos y otros grupos similares en redes- se difunden teorías conspirativas, se hostiga a activistas feministas, se pone en duda cada denuncia de violencia, y se construye un relato de victimización masculina donde los agresores son los "verdaderos oprimidos".

Su militancia no era anecdótica. Era ideología. Cuando Laurta ejecutó su plan, lo hizo después de haber acosado, amenazad

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