Hay veces que la falta de vocación pasa factura, pero la trayectoria profesional del médico oncólogo pediatra, Enrique Eduardo López Facio, no surgió por influencias externas sino por un llamado interno a la práctica de la medicina, impulsado por el deseo de velar por la salud de niños, niñas y adolescentes que son diagnosticados con cáncer en la región lagunera.

Ser doctor, en una especialidad médica tan sensible, ha sido sinónimo de entrega, empatía, acompañamiento, sacrificio, altruismo, generosidad, y esfuerzo, el cual ha dado frutos: que sus pacientes pediátricos restablezcan su salud, bajo la premisa de que un diagnóstico oportuno puede salvar vidas.

López Facio, es originario de Torreón, Coahuila. Su padre Enrique es médico veterinario y recuerda que cuando era niño, prestaba aten

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