La guerra en Ucrania está sirviendo de crudo laboratorio para las tácticas militares del futuro, y una de sus lecciones más claras es la vulnerabilidad de la tecnología ante la guerra electrónica. Los sistemas de interferencia de radiofrecuencia, conocidos como jamming , se han convertido en una amenaza constante que deja ciegos y desarmados a drones y municiones guiadas. En este nuevo campo de batalla electrónico , la dependencia del GPS o de un enlace de datos con un operador puede suponer la diferencia entre el éxito y el fracaso de una misión. Esta vulnerabilidad se ha vuelto aún más crítica ante el desarrollo de nuevas capacidades espaciales, como el reciente , que amenazan directamente la infraestructura orbital de la que dependen estas tecnologías.
Ante este escenario, el Mando