La industria automotriz europea empieza a tensarse. Los fabricantes han recibido una señal clara de que algo no va bien: Nexperia, uno de los principales proveedores de chips, ya no puede garantizar entregas . Las asociaciones del sector advierten que el margen de maniobra es muy limitado. No se trata de un problema técnico ni de una huelga, sino del efecto en cadena de una disputa internacional que amenaza con afectar a los cimientos mismos de una industria clave para el Viejo Continente.

Fue el 16 de octubre cuando la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) advirtió oficialmente de posibles parones en la producción si la interrupción del suministro de Nexperia no se resolvía de inmediato. Según ACEA, los chips afectados se utilizan en las unidades de control electrón

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