En este marco se inauguró el Monumento al Bailarín Folklórico, el primero en el país que reivindica a las personas que, sin distinción de edad ni condición, bailan folklore a lo largo y ancho de nuestro suelo.
A quienes "hacen rifas, peñas, venden bonos, hacen ferias de platos y matebingos para recaudar fondos y solventar los gastos que demanda mantener un grupo de danzas o un ballet", dijeron Eduardo y Nahuel Paillafil, directores del ballet Ahonikenk y Ngen Mapu, respectivamente, de Paso de Indios y anfitriones del evento.
Quienes lo deseen podrán ir y dejar calcos o stikers en la estructura metálica que evoca a una pareja de baile.
Hasta el momento, el ballet "Piuqué" de Esquel dejó sus calcos y su recuerdo por este lugar.
El pueblo se colmó. Vale destacar la organización de los bai