La imponente figura del cóndor andino sobresale en el camino a las Altas Cumbres. Sus alas “abrazan” a los que se internan en las Sierras Grandes. Quienes tuvieron la oportunidad de conocer el Parque Nacional Quebrada del Condorito, donde esta ave es un ícono, saben de su belleza y de su paisaje rocoso, de quebradas, de arroyos y de pastizales.

Pero esa vista panorámica ahora muestra los efectos del fuego que ardió por casi una semana: un color negruzco cubre la superficie donde antes había pastizales, tabaquillos y maitenes.

La ceniza adherida al suelo se nota apenas se atraviesa el portón de bienvenida. El viento despeina ruidoso, aunque mucho menos que el viernes del siniestro.

A pocos metros de ahí, el auto que detonó las llamas en distintas direcciones luce completamente destruido:

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