El lunes, Pedro Sánchez lo volvió a hacer. El presidente puso encima de la mesa uno de esos temas que nadie esperaba y que acaban monopolizando toda la conversación política. Hablamos del cambio de hora, claro.
Sánchez ha mostrado a lo largo de los años una tremenda capacidad de adelantarse a lo que la gente más necesita. Su pueblo, eso sí, es un poco desagradecido. Pero él no se lo tiene en cuenta, ya rendirá cuentas con la historia. Sánchez, como buen líder político que es, sabe lo que la gente quiere antes de que la propia gente sepa que lo quiere. Su olfato señala la primera piedra por la que los demás han de arrancar su larga marcha. Pasó, por ejemplo, con los indultos a los condenados del procés. Cuando el presidente tuvo que defender la amnistía a Carles Puigdemont , recordó qu

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