La gente parece haberle declarado la guerra a todo lo que huela a orden establecido. La palabra 'institución' provoca alergia, 'consenso' suena a trampa y 'moderación' a rendición. Da igual si hablamos de política, economía o medios de comunicación. Lo que antes daba seguridad, ahora levanta sospechas. Y en medio de esa crisis de confianza, surgen líderes que saben tocar la flauta del desencanto. En España ya nos hemos acostumbrado a esa música. Un día apareció un tal Zapatero, con su aire de vecino de escalera y una bolsa de El Corte Inglés, y consiguió que medio PSOE creyera que el cambio estaba en lo más inesperado. Años después, Pedro Sánchez volvió desde la cuneta política prometiendo derribar el sistema desde dentro. También hubo un momento en que el 15M parecía una revolución sin du

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