No era necesario abrir los ojos para ver y gozar su aporte al país. Con los ojos cerrados podía sentirse su inspiración, lo mismo en aulas y laboratorios, en campos y ciudades, en computadoras o sobre una hoja de papel…

¿Para qué abrir los ojos, si se conocían sus nombres: Laura, Vicente, Enrique y Mónica?, ¿para qué, si estaba aprendido el grito: Huélum, Huélum?

Durante la XV entrega de los Premios Crónica, Jorge Kahwagi Gastine, presidente del Consejo de Administración de este grupo, invitó a cerrar los ojos cuando contó la anécdota de aquel niño curioso, preguntándole a un adulto si podía ver las estrellas con los ojos cerrados.

-Es imposible -fue la respuesta incrédula.

El pequeño entonces se volteó y volvió a cerrar sus ojos con fuerza: “Yo sí puedo ver las estrellas”.

Así lo hiz

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