Es una de esas ciudades europeas que intenta no morir del éxito de su propia marca. Sus vecinos sueñan con poder pasear sin tener que esquivar visitantes. A punto de concluir las celebraciones de su 750º aniversario, La ciudad no se rinde y se lanza a cuestionar su pasado, su presente y su futuro.
El 27 de octubre de 1275, el conde Florencio V de Holanda eximió a un pequeño pueblo de pescadores de pagar peajes por navegar por las aguas de toda la provincia, en agradecimiento por la construcción de un dique ( dam ) en el río Ámstel. Unos días antes de que se cumplan 750 años de aquello, Kees Tol, hombre canoso con modos rudos de marinero, explica en su puesto de venta de pescado en el mercado callejero de Albert Cuyp que su trabajo, al que lleva dedicado 60 años (es la tercera generaci

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