Hablar de Alicante es hacerlo del Simago en Alfonso el Sabio; de Las Filipinas o de Eutimio en la Rambla; de los Berna, Julio el Madrileño o la Boutique Casino en la calle Calderón o La Moderna Escritura o Juguetes Rico en Castaños. De todos estos comercios solo queda abierto un último mohicano: la papelería Eutimio, que permanece impasible en la calle López Torregrosa, en la conexión entre la Rambla de Méndez Núñez y Alfonso el Sabio. El resto hace años que solo vive en la memoria de quienes buscaban jabón en la perfumería Azul o se acercaban a comprar al mercadillo de Campoamor.

A ese recuerdo apela Vicente Armengol, presidente del Colectivo de Comerciantes por Alicante, cuando habla con emoción de cómo ha cambiado el centro de la ciudad desde 1986, año en el que comenzó su andadura l

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