Nadie avisó a los utielanos de que el cielo se iba a abrir sobre sus cabezas el pasado 29 de octubre provocando que el Magro, ese río que de normal discurre mansamente dentro de su cauce, como si de un arroyo se tratara, bajase de la sierra de Mira dispuesto a sembrar un reguero de destrucción y muerte. Los vecinos del barrio de La Fuente sufrieron en sus carnes el preludio de una tragedia que se acabaría saldando con 229 víctimas mortales, seis de ellas en la propia localidad de Utiel. A día de hoy, un año después de la riada, la urbanización, a la que se la puede calificar como la zona cero de la zona cero del desastre, sigue inmersa en un tortuoso proceso de reconstrucción que no tiene visos de culminarse a corto plazo.

A las puertas del aniversario de la dana, el pueblo amanece con 'u

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