La dirección de un instituto de Mallorca, las autoridades educativas y policiales han abierto una investigación tras detectar el intercambio de imágenes de contenido sexual entre estudiantes del centro. En el caso han intervenido policías tutores y expertos en menores , después de que se conociera que varios alumnos habrían compartido fotografías íntimas fotopenes  a través de un grupo de WhatsApp utilizado por la clase.

Según las primeras informaciones, el grupo estaba integrado por unos 20 o 25 alumnos de Educación Secundaria . En él, varios chicos habrían enviado fotopenes  todas las mañana que posteriormente sus compañeras tenían que adivinar a quién correspondía. Para ellos, se trataba de un juego sexual al que no daban la mayor importancia. El intercambio, que se habría repetido durante varios días, fue detectado por el equipo docente.

La dirección del centro comunicó de inmediato los hechos a la Policía Local y a la Conselleria de Educación, que activaron el protocolo establecido para casos de posible difusión de material sexual entre menores. Los agentes especializados en menores han tomado declaración a los responsables y ofrecido orientación a los implicados. Paralelamente, se solicitó la intervención de un policía tutor quien impartió talleres sobre el uso responsable de las redes sociales y las consecuencias legales del sexting.

Desde el punto de vista legal, la posesión y distribución de imágenes de contenido sexual en las que aparezcan menores de edad está tipificada como delito en el artículo 189 del Código Penal, que castiga la tenencia o difusión de material pornográfico con menores, incluso cuando se trate de imágenes compartidas entre adolescentes. Además, la Ley Orgánica de Protección Jurídica del Menor establece la obligación de las instituciones educativas de actuar de forma inmediata ante cualquier situación que pueda vulnerar la intimidad o dignidad de un menor.

Fuentes próximas al caso han subrayado que, en este tipo de casos, el objetivo principal no es el castigo, sino la prevención y la educación. «Es fundamental que los jóvenes comprendan la gravedad de estos actos , no solo desde el punto de vista legal, sino también emocional. La difusión de imágenes íntimas puede tener consecuencias muy graves para la víctima y para quien las comparte», señalaron.

Los expertos consultados insisten en que la educación digital y afectivo-sexual debe reforzarse en las aulas desde edades tempranas. «Los adolescentes a menudo no son conscientes de que lo que perciben como un juego puede constituir un delito y causar daño irreparable a otros compañeros», explican desde el equipo de orientación policial.

El instituto ha pedido respeto y prudencia ante el caso, y ha reiterado su compromiso con la protección del alumnado. Mientras continúan las investigaciones, tanto la comunidad educativa como las familias se han unido en torno a un mensaje común: la necesidad de educar en el respeto, la privacidad y la responsabilidad digital.