Si nuestra ciudad, Valparaíso, tuviera un hermano gemelo, sin duda que podría ser el Barrio Yungay, de Santiago, lugar que conocí el fin de semana pasado y que me dejó impactado por el enorme parecido, no sólo por su arquitectura, sino también por la gente y la onda que se respira en ese peculiar territorio capitalino. Mi amigo Sepia Brindis, a quien conocí el año 2003 haciendo la práctica en el Diario La Estrella como fotógrafo, vive en una antigua casona, junto a una tatuadora terrible de dark, y me llevó para que conociera el barrio e hiciéramos la previa para el recital de Carlos Cabezas en el Teatro Municipal de Santiago, donde el músico celebraría sus 40 años de vida artística. Lo primero que hermana al Barrio Yungay con El Puerto son los murales y grafitis. No hay pared que no t

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