Una mamografía en el Parlamento andaluz ha roto el cortafuegos defensivo de Juanma Moreno contra la crisis de los cribados de cáncer de mama, la más dura a la que se ha enfrentado en siete años de gobierno. Es la mamografía de “la teta de Anabel”, la que se hizo el 9 de agosto de 2023, hace dos años, y que revisó hace tres semanas en la aplicación ClicSalud, donde el Servicio Andaluz de Salud (SAS) aloja los historiales clínicos de miles de pacientes.
Anabel buscó la mamografía en su historial digital cuando estalló el escándalo de los cribados de cáncer de mama, cuando la Asociación de Mujeres con Cáncer de Sevilla (Amama) denunció públicamente que había mujeres con un diagnóstico tardío que se habían enterado con meses y años de retraso. En algunos casos, cuando la lesión hallada en esa prueba ya había pasado de “no concluyente” a “maligna”.
La consejera de Salud Rocío Hernández respondió entonces que sólo eran “cuatro casos aislados”, y 48 horas después anunció que había 2.000 afectadas. A los pocos días dimitió y el presidente Moreno pidió disculpas públicas , mientras miles de mujeres se manifestaban frente a la sede del SAS exigiendo su dimisión.
El asunto se estaba complicando y Anabel quiso ver si la mamografía que se había hecho dos años atrás arrojaba hallazgos “sospechosos”, “dudosos” o “no concluyentes”, una categoría BIRADS-3 como la que había llegado tarde a esas 2.000 mujeres. Un diagnóstico “probablemente benigno” en el 98% de los casos, pero que requería una segunda prueba de contraste que nunca le hicieron.
Confirmó que así era, que ella estaba entre las afectadas y entonces decidió hacer algo que tres semanas después -este jueves en el Parlamento- pondría boca abajo el relato oficial del Gobierno andaluz en plena sesión de control al presidente: Anabel le hizo una foto a su mamografía en la pantalla de su ordenador.
La semana pasada, algunas mujeres empezaron a telefonear a la asociación Amama para denunciar que no encontraban sus pruebas en la aplicación ClicSalud ni en la plataforma Diraya. Que días atrás las habían visto, pero de repente “habían desaparecido”. Otras decían que sus pruebas habían “cambiado”, que donde se leía “sospechoso” ahora ponía “probablemente benigno”, que donde aparecía una marca ya no había nada, que las firmas de los radiólogos se habían esfumado...
La asociación recopiló algunos pantallazos, imágenes del antes y el después y el martes pasado se personó en los juzgados de Sevilla para presentar una denuncia ante la Fiscalía . Era una acusación gravísima, que Amama decidió hacer sin la representación de su abogado, a saber: que se estaban manipulando historiales clínicos, borrando o alterando mamografías.
El eco de la denuncia -a estas alturas el cribado de cáncer alcanza interés mediático nacional- provocó un “aluvión” de entradas de mujeres de toda Andalucía al servidor informático del SAS, que en pocas horas terminó “colapsando”.
“Antes y después de La Oreja”
Antonio Sanz, mano derecha de Moreno y consejero de la Presidencia, llevaba apenas una semana como nuevo responsable de la sanidad andaluza. De naturaleza combativa y muy bregado en crisis políticas, Sanz salió al paso de las acusaciones para desmentir rotundamente a Amama, acusándolas de “levantar infundios”, y garantizó que “no se había eliminado ni borrado ninguna prueba”.
Pero en ese momento -a media tarde del martes- la Junta ya sabía que algo no funcionaba correctamente en el servidor informático del SAS, y en el primer desmentido de Sanz no se hizo referencia alguna al desajuste informático. Horas después de aquel desmentido, el consejero matizó que había “incidencias técnicas” en la plataforma digital de Salud. “Por un importante incremento en el acceso de usuarios a la aplicación ClicSalud+ en momentos puntuales se ha producido una incidencia técnica que impide acceder temporalmente a imágenes e informes”, informó su departamento en una nota a los medios.
En ningún caso, reiteró el consejero, esta “incidencia informática supone ni el borrado ni la pérdida de ninguna prueba, informe o historial clínico. Los usuarios que hayan tenido limitado su acceso podrán consultar, descargar y acceder a dicha información”. El servicio se restableció pasadas la 1.30 horas de la madrugada y, a la mañana siguiente, Sanz compareció tras el Consejo de Gobierno con un discurso mucho más duro, atacando frontalmente a Amama por haber generado “una alarma social bestial” que provocó el “colapso” del sistema.
El consejero, ya en un viraje de la estrategia política del Gobierno andaluz ante esta crisis, acusó a las mujeres de “sembrar dudas sobre el sistema de cribados que salva vidas”. Antes de asumir la difícil tarea de gestionar la sanidad andaluza, en el tramo final de legislatura, Sanz era y es consejero de la Presidencia, responsable de lidiar con las emergencias, como incendios o danas, y también responsable de toda la estrategia digital y de ciberseguridad de la Junta de Andalucía.
Así pudo explicar la caída del servidor informático del SAS, comparándolo con la incidencia que había sufrido el mismo día Amazon, o con la caída de la página web del grupo pop La Oreja de Van Gogh cuando puso a la venta las entradas del primer concierto tras el regreso de su primera cantante, Amaia Montero. Horas después, tras la bronca política que desató la denuncia de Amama ante la Fiscalía, el consejero reconocería en privado que no estuvo acertado en la comparación. Tampoco era un simil de su cosecha propia...
Porque con aquella denuncia de Amama, Anabel volvió a meterse en ClicSalud para volver a ver su mamografía, la de 2023, y aquello había cambiado. De las cinco imágenes que aparecían tres semanas antes, a las que ellas hizo fotos en la pantalla de su ordenador, quedaba sólo una. Cuatro habían desaparecido y, en su lugar, habían “reaparecido” otras cinco nuevas imágenes.
Antes del apagón informático, Anabel tenía cinco imágenes de sus pechos con marcas circulares, realizadas por dos radiólogas distintas -ninguna de las dos conoce el análisis de la otra- señalizando hallazgos sospechosos. Después del apagón reaparecieron seis imágenes, ninguna llevaba marca y habían desaparecido las firmas de las dos radiólogas que supervisaron y catalogaron las mamografías como “probablemente benignas”.
Los “hallazgos” de una posible “lesión” rodeados con un círculo azul no estaban, pero las nuevas imágenes de la mamografía seguían recomendando una segunda prueba de contraste que, dos años después, ni le han comunicado ni le han hecho. “Estaban las mamografías antes de La oreja de Van Gogh y las mamografías después de La oreja de Van Gogh”, ironiza uno de los asesores parlamentarios de Inmaculada Nieto, veterana diputada de IU y portavoz de Por Andalucía, que sacó las dos imágenes, una junto a la otra, y se las puso delante de la cara desencajada al presidente de la Junta.
Una explicación técnica tras la bronca
Fue el momento más tenso de Moreno en una sesión de control donde toda la oposición se lanzó contra él por la crisis de los cribados. Aquellas dos mamografías en el Parlamento, a falta de una explicación clínica o técnica más específica, vino a romper la línea defensiva que había levantado el nuevo consejero de Sanidad para proteger a Moreno, a siete meses para las elecciones andaluzas.
Sanz lleva apenas lleva ocho días como titular de la cartera más convulsa del Gobierno, venía de un debate sanitario donde lidió a golpes contra los hachazos de toda la oposición , y prometió “una nueva etapa” en la gestión sanitaria con más presupuesto y más contratos de personal. Pero aquella contradicción entre la negación rotunda de la denuncia de Amama -“es manipulación, es mentira, pone en riesgo la credibilidad del sistema sanitario”- y las dos mamografías dispares de Anabel le descolocó a él y descolocó a toda la bancada popular.
El asunto no era blanco y negro, no era verdadero o falso, estaba lleno de matices y requería una explicación técnica fuera del alcance de la dialéctica habitual en el Parlamento. Esa explicación técnica llegó horas después, ya con la Cámara cerrada, cuando desde el SAS trataron de explicar que las dos mamografías de Anabel eran, en realidad, “la misma imagen”.
Todas las mamografías tienen una doble lectura, de dos radiólogos sin relación entre sí. El primer radiólogo puede generar una “imagen clave”, que consiste en una copia de una de las proyecciones de la mamografía sobre la que se señalan las áreas de interés que, a su juicio, podrían requerir especial atención. Una posible lesión. Según el SAS, “este documento tiene carácter exclusivamente interno, queda grabado en el historial radiológico de la paciente y se utiliza como apoyo para facilitar la valoración posterior del segundo radiólogo que revisará las imágenes”.
Dice el SAS que esta herramienta se usa para reconocer luego, “con más facilidad y rapidez”, el hallazgo que se ha detectado durante el primer screening . “No siempre se hacen imágenes clave en los estudios radiológicos pero en el caso de realizarse, quedan grabados en el sistema y no pueden borrarse”, advierten desde la Consejería de Sanidad, con una explicación muy compleja: “Si a una paciente se le hace una imagen clave de una proyección mamográfica en el sistema debe aparecer la proyección ”sin la marca“ y con la marca o ”imagen clave“, por eso pueden aparecer dos imágenes de la misma proyección una señalada y otra no”.
“En ningún caso se destruyen las imágenes originales ni las generadas durante el proceso y todo se circunscribe a un proceso estrictamente médico”, concluye el SAS. Este argumento, sin embargo, no explica por qué las imágenes de la mamografía de Anabel previas al apagón informático vienen firmadas por dos radiólogas, con sus nombres y apellidos junto al círculo azul que señala la posible lesión en la mama, mientras que las imágenes después del apagón (supuestamente las mismas) ya no están firmadas por las radiólogas.
Rostros serios
Inmaculada Nieto, la diputada que sacó “la teta de Anabel” en sede parlamentaria, no fue más allá de exponer las dos imágenes, sin ejecutar ninguna denuncia concreta, pero sí exigió explicaciones al presidente. Y Moreno, desencajado, reaccionó acusando a su rival político de difamar a los profesionales sanitarios. El grado de crispación en la bancada del Gobierno andaluz fue tal, que el consejero de Sanidad, sentado junto al presidente, empezó a alzar la voz para tratar de responder a Nieto, solapándose con las palabras del propio Moreno.
Hasta ese momento, Sanz y toda la bancada del PP habían acusado a Amama de difundir “bulos”, de “manipular” la verdad, de decir “mentiras”. El consejero de Sanidad reitera, una y otra vez, que “no se ha borrado ni modificado ningún historial clínico” -horas antes había acusado a la asociación de verter “injurias y calumnias contra los responsables públicos”- y recuerda que el sistema informático Diraya guarda permanentemente el historial médico de los pacientes, guarda los registros de acceso durante dos años y medio, no se pueden borrar “salvo procesos auditados de depuración histórica o por mandato judicial”, y está auditado regularmente según las políticas de seguridad de la Agencia Española de Protección de Datos.
Para las izquierdas, este mensaje no significa “que no hayan robado en el banco, sino que las cámaras han grabado lo que han hecho”. “¡Sólo pueden acceder los médicos, sólo pueden acceder los médicos!”, gritaba el consejero de Sanidad mientras el presidente, con rostro enfadado y tono alto, respondía a la diputada de IU. “¿Está usted acusando en sede parlamentaria a los profesionales sanitarios de manipular pruebas clínicas? Esto es un disparate colosal”, sentenció Moreno, que terminó acusando a las izquierdas de azuzar la violencia contra los médicos, y aseguró que “hay radiólogos que ya han recibido amenazas”.
La legislatura está rota. Mientras las dos mamografías de Anabel reventaban el debate parlamentario, la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía anunciaba la apertura de diligencias para investigar los fallos en el cribado de cáncer de mama , exigiendo un informe a la Consejería de Sanidad sobre lo ocurrido. La denuncia detrás de estas diligencias, que parte de dos partidos de izquierdas, señala a dos ex consejeras de Salud y a la actual gerente del SAS, entre otros delitos, por homicido involuntario.
Hace menos de un mes Moreno anunciaba rebajas fiscales por las mascotas, por el gimnasio, por la vivienda y por la comida sin gluten, la semana que viene el Gobierno andaluz presente el último Presupuesto de este mandato, con más de 51.000 millones de euros. El domingo, miles de mujeres se han dado cita a las puertas del Palacio de San Telmo, sede de la Junta, para protestar por la crisis de los cribados de cáncer. Moreno y su séquito salieron este jueves del Parlamento con rostros serios.

ElDiario.es
Local News in D.C.
SOFREP
New York Post
The Babylon Bee
Raw Story
TheFashionCentral