Lleva más de sesenta años arriba del escenario, y se nota: al frente de una banda impecable, el cantante entregó un concierto de casi dos horas que fue una verdadera ametralladora de hits.
Es un escenario prístino, deslumbrante, tan inmaculado que parece recubierto por un gran fondant blanco. Pero quienes están en ese marco no son muñequitos de torta, aunque lo parezcan para las últimas filas de un Movistar Arena hasta las verijas de gente. Destacado entre todos, claro, el protagonista, que en el tramo final del show acaba de reaparecer con un traje rojo similar al del Body Wishes de 1983 y, en modo full pistero, larga un clasicazo llamado "Some Guys Have All The Luck". Y el lugar se viene abajo. Por enésima vez.
Rod Stewart sabe lo que hace. ¿Cómo podría ser de otra manera? El

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