No me enorgullece recordar que me rebajé al deshonor de ser adicto a la cocaína durante cuatro años que pudieron costarme la vida. Cuando me han preguntado cómo dejé de aspirarla, cuando yo mismo he recordado en qué circunstancias me liberé de aquella dependencia, he respondido la verdad: no me sometí a ninguna terapia de desintoxicación ni tratamiento médico para regenerarme, lo que me salvó fue trabajar en televisión.

Probé esos polvos satánicos cuando tenía veintiún años. Me había enamorado de un amigo de la universidad que no estaba enamorado de mí en modo alguno. Me encontraba abatido, descorazonado, humillado. Quería ser escritor, pero no escribía. Quería ser abogado, pero no asistía a clases en la universidad. Quería tener novio, pero él no quería ser mi novio. Como no quiso ofrece

See Full Page