Concluía el artículo de ayer citando estas palabras de La crisis de la educación de Hannah Arendt: “La educación es donde decidirnos si amamos a nuestros hijos lo bastante como para no expulsarlos de nuestro mundo y dejarlos a merced de sus propios recursos”. La autora desarrollaba esta idea con unas palabras que pueden cobrar una dramática actualidad tras la tragedia vivida en Sevilla.

“La autoridad que dice a cada joven qué hacer y qué no hacer reposa en el propio grupo de jóvenes… El adulto sólo puede decirle que haga lo que a él le gustaría y, luego, evitar que ocurra lo peor... Dentro del grupo, el joven se halla en peor situación que antes, pues la autoridad de un grupo, incluso de uno de adolescentes, es siempre más fuerte y más tiránica que la autoridad [adulta] más severa… Sus op

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