"Mira, allí al fondo, ya asoma el 'monstruo'". Miguel Solana, veterano militante aragonesista y presidente de la Asociación Río Aragón, se refiere así, medio en broma, al nuevo dique de la presa de Yesa, situada entre Zaragoza y Navarra. Esta mole de hormigón y grava de 108 metros, empequeñece al dique actual, de 76 metros, construido en 1959.

Solana señala a la presa mientras conduce su coche por la antigua carretera que une Jaca y Pamplona, a los pies del Pirineo. La vía, que serpentea a lo largo del actual embalse, quedará completamente inundada una vez que finalice el proyecto de recrecimiento del embalse, una ambiciosa obra que duplicará el volumen de Yesa —pasará de los 447 hectómetros cúbicos actuales a 1.079— y lo convertirá en el segundo pantano de la cuenca del Ebro por capac

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