Viejo, mi querido viejo

Sonrisas y lamentos

Rafael Álvarez Cordero

Mi querido viejo, los años pasan, estamos aquí y con frecuencia volvemos a ver a amigos y compañeros de la infancia que compartían con nosotros sus sueños, sus fantasías y sus ilusiones; los años pasaron y decenios después nos volvemos a encontrar y compartir una charla que casi siempre es en estos términos: ¿Cómo te ha ido, cómo te sientes, qué hay de tu familia? ¡tus hijos?, y cómo ha ido tu trabajo, tus viajes, tus paseos? En pocos minutos queremos conocer y compartirnos nuestras experiencias, lo que es muy grato.

Los años pasan, lógicamente nuestro cuerpo y nuestra mente no son las de hace 20 o 30 años y el paso del tiempo hace que los achaques y las enfermedades aparezcan y tenemos que enfrentarlos de la mejor mane

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