Abby Price siempre supo que quería tener un negocio. Solo tenía que encontrar el adecuado.

Tras unos meses trabajando en relaciones públicas, la Sra. Price, de 29 años, fue despedida. Decidió dedicarse a su programa de posgrado en estudios de moda en la Escuela de Diseño Parsons, pero se graduó en medio de una pandemia y, como muchos otros, comenzó a experimentar. Su primer emprendimiento fue un negocio de flores secas que ofrecía arreglos florales para eventos y artículos vintage para el hogar. Cuando empezó a fallar, se dedicó al bordado.

Esa vez, la idea perduró. Un rápido ascenso de dos años de su empresa, Abbode, culminó con el respaldo de una celebridad que podría llevar a la compañía a un nuevo nivel: Sabrina Carpenter, quien lució una camisa bordada por Abbode cuando apareció en

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