Llegamos a la cocina de una casa grande, antigua, saludando a perros y gatos que andan por allí. Nos guía el sonido de una acordeón que suena al fondo, en la cocina y allí está sentado Firmo, medio vaso de vino en la mesa, unas raspas de jamón y pan de hogaza... se arranca con la acordeón y toca una. - ¿Siempre con la acordeón? - Bueno, me fallan los dedos pero todos los días la toco un rato ¿Sabes lo que pasa? Que voy para 97 años y yo vivo solo; y uno solo es uno solo, y la casa es la casa, mucha casa... y la acordeón acompaña, claro, porque hay que darle muchas vueltas a la cabeza. Le preocupa que Laura trabaje de pie —«siéntate rapaza»— hasta que concede que siendo joven nada se te pone por delante y recuerda cuando él era joven... «Fui a Madrid, tocábamos allí en el local del músico,

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