Punta Cana.- La libertad de expresión en América Latina atraviesa una etapa de alarma silenciosa. No se ha declarado oficialmente su estado crítico, pero los síntomas son inconfundibles: gobiernos que insultan, tribunales que intimidan, redes que linchan y sociedades que se acostumbran.

 La 81 Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), celebrada la semana pasada en Santo Domingo, dibuja un mapa del deterioro democrático hemisférico con trazos gruesos y preocupantes.

Lo más revelador del informe no es que haya autócratas tropicales peleados con los medios —eso ya lo sabíamos—, sino que el deterioro institucional ya alcanzó incluso a Estados Unidos, el país que durante décadas fue referencia en materia de libertades. 

“El impacto de lo que ocurre en Washington repercu

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