Torre de Juan Abad , en el suroeste de la provincia de Ciudad Real, es uno de esos lugares que parecen detenidos en el tiempo. Entre sus calles y casas se respira el eco del Siglo de Oro, cuando Francisco de Quevedo convirtió esta villa manchega en su refugio literario. Allí pasó largos periodos entre 1610 y 1645, desterrado unas veces y voluntariamente retirado otras, dando forma a buena parte de su obra más profunda.

Su antigua residencia, hoy convertida en Casa Museo de Quevedo , conserva documentos, libros y objetos personales que trasladan al visitante al universo del escritor. En la planta superior se muestran piezas originales como su sillón o un tintero de cerámica, mientras que en la baja se celebran exposiciones de arte y representaciones teatrales.

Es fácil imaginar a Que

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