Llegué a Zanzíbar sabiendo sólo lo básico. Que quedaba en un país llamado Tanzania, que era una isla (una de las más importantes de la África oriental junto con Madagascar), que tenía unas playas fabulosas… y no mucho más. Luego supe que fue la tierra natal de Freddie Mercury.

El primer golpe que nos propinó Zanzíbar fue el del calor. Bajamos del avión en plena pista y nos indicaron que cruzáramos ese mar de cemento caminando hasta una fila de migraciones y visado.

El aeropuerto era expulsivo. No tenía ningún tipo de refrigeración efectiva, las puertas estaban abiertas y solo había unos ventiladores de pie que apuntaban, con justicia, a los oficiales de migraciones.

“¿Ustedes, turistas, querían calor? ¡Pum, acá lo tienen!”, decía el cartel no escrito de bienvenida a la isla africana con

See Full Page