Más allá del operativo, el hecho vuelve a poner sobre la mesa una discusión tan vieja como vigente:

Hay quienes creen que cumplir la ley es una opción. El argumento del “acá no hay nadie controlando” es la excusa perfecta para los aventureros de la impunidad. Pero cuando los recursos se agotan, cuando el río se vacía, los mismos que infringieron la norma se transforman en víctimas indignadas.

La escena es tan repetida como absurda: el 1° de noviembre todavía no llegó, la temporada no está habilitada, pero ya hubo que frenar a pescadores furtivos en el río Milna. Producto de un operativo rutinario de fiscalización, personal de la Secretaría de Ambiente identificó a cinco personas que portaban mochilas, equipos de pesca y truchas capturadas fuera de toda normativa.

El resultado: tres acta

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