El amanecer en Ensenada, Baja California, fue testigo de una de las escenas más emotivas del ciclismo mexicano reciente: Isaac del Toro cruzó la meta como campeón nacional élite , en la misma tierra donde su historia comenzó. La victoria, tan simbólica como contundente, se convirtió en una celebración colectiva para Baja California y para el país entero.
Desde el arranque, el “Torito” impuso respeto. El joven bajacaliforniano asumió el control de la competencia desde la primera vuelta, forzando el ritmo y dejando atrás a gran parte del pelotón. Con determinación, marcó el paso de una carrera que parecía escrita para él.
A su lado resistieron los nombres fuertes del ciclismo nacional: Éder Frayre, Édgar “El Chucky” Cadena y Gerardo Ulloa. Pero en la subida del Tigre, el ter

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