La inestabilidad macroeconómica en la Argentina tiene su raíz en excesos fiscales recurrentes, desbordes monetarios y un historial de incumplimiento de compromisos financieros. Estas condiciones han sido agravadas a lo largo del tiempo por la utilización de anclas cambiarias -ya sean tipos de cambio fijos o esquemas de flotación administrada- con fines antiinflacionarios.

Cuando la apreciación cambiaria resultante no se compensa con mejoras en inversión y productividad, esto suele desembocar en un deterioro de la cuenta corriente externa.

En este contexto, impulsadas por factores que erosionan la confianza en el gobierno, se han producido reiteradas corridas contra el peso, forzando correcciones abruptas. Por caso, en 2018 se vendieron USD 11.000 millones de reservas intentando defende

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