El aire de la Ciudad de México comienza a impregnarse del dulce y nostálgico aroma a azahar , una señal inequívoca de que la temporada de Día de Muertos ha llegado. Mientras las ofrendas se alzan en hogares y plazas, el pan de muerto , pieza central de la gastronomía de la festividad, vive una de sus épocas de mayor esplendor y transformación.

Y es que el pan de muerto es mucho más que un simple postre, pues según investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y académicos de la UNAM, su origen se remonta a la época prehispánica . Algunas teorías lo asocian con el " papalotlaxcalli " o pan de mariposa, una especie de tortilla o pan de amaranto que se ofrecía a la diosa Cihuapipiltin . Con la llegada de los españoles, la tradición se modificó

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