EL nerviosismo del Gobierno andaluz ante la crisis de los cribados es directamente proporcional al histrionismo con el que la oposición aborda un caso tan grave. Ni Antonio Sanz va a solventar el problema en dos días con grandes titulares y cifras, ni se le pueden pedir cuentas desde la descalificación y sin proponer soluciones. Como advierten los profesionales del cribado, la presión que padecen y la confrontación sólo sirven para dificultar la capacidad de respuesta y generar más alarma. Y todo ello, sin conciencia de cargo y desde un profundo desconocimiento de cómo funciona un programa de cribado. El consejero apenas ha tenido tiempo de conocer a fondo las carencias que afectan a los sanitarios, directivos, sindicatos, los conciertos y los proveedores... Fijo que se ha visto con

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