Japón envejece, y lo hace a un ritmo que ningún otro país ha conocido. En una nación donde los trenes llegan a horario, los robots sirven sushi y la educación se planifica con precisión quirúrgica, el reloj biológico de la sociedad parece haberse acelerado en dirección opuesta.
Hoy, casi el 30% de la población japonesa tiene más de 65 años, y casi 100.000 personas superan los 100, una cifra récord mundial.
Lo que alguna vez fue motivo de orgullo —la longevidad, el respeto por los mayores, la vida prolongada gracias a la ciencia y a la dieta saludable— se ha convertido, poco a poco, en un desafío estructural. Japón no sólo envejece: también se encoge. Por cada nacimiento hay más de dos muertes. En 2024, el país perdió casi un millón de habitantes, su mayor descenso en más de medio siglo.

Diario El Día de La Plata

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