Los saharauis sufren una injusticia histórica desde hace cincuenta años. Su causa ha sido traicionada y olvidada por España, la antigua potencia colonial a pesar de las múltiples y pomposas declaraciones de varios de sus responsables políticos a lo largo del último medio siglo.

El 2 de noviembre de 1975, el entonces príncipe Juan Carlos, visitó el Aaiún como jefe de Estado en funciones y se comprometió a "proteger los legítimos derechos de la población civil saharaui". Días después, se firmaron los Acuerdos de Madrid. España ratificaba su deseo de descolonizar el Sáhara, dejaba de ser la potencia hegemónica y se comprometía a "respetar la opinión de la población saharaui".

Los últimos soldados españoles abandonaron el Sahara el 26 de febrero de 1976. En la nota informativa oficial se ins

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