Pilar de la Puente muestra con orgullo su sangre leonesa a pesar de ser ya una estadounidense más. Los trece años en Norteamérica y sus tres hijos nacidos allí generan un vínculo inherente con el país, pero no dejan de lado la devoción por León, la ciudad en la que vivió los primeros años de su vida -concretamente, en el barrio de Pinilla, estudiando en las Pastorinas- y en la que dio sus primeros pasos hasta llegar a lo que es hoy en día.

La Universidad de León y, posteriormente, la de Salamanca, fueron testigos del desarrollo de la leonesa como bióloga, antes de tener que dar un salto lejos de las fronteras nacionales ante la imposibilidad de desarrollar su labor en condiciones óptimas dentro del país, como ella misma confiesa: «Cuando terminé la tesis, estuve un mes mirando dónde me po

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