El municipio de Briceño, en el departamento de Antioquia (Colombia), es escenario de una escalada de violencia y control territorial por parte de las fuerzas del Frente 36 de las FARC, vinculadas a las disidencias del grupo guerrillero. La comunidad sufre asesinatos, desplazamientos forzados y una presencia militar paralela donde antes había vida campesina.

Más de 2.100 personas han sido desplazadas de unas 23 veredas, obligadas a abandonar sus hogares, cultivos y animales. En el casco urbano del pueblo, convertido en un improvisado centro de recepción de víctimas, la alcaldía reconoce que no tiene capacidad para atender la magnitud de la crisis.

Los grupos armados ocupan estratégicamente zonas vinculadas a recursos naturales, como la explotación de oro y rutas clave de tránsito, y han a

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