No le digas a Yuma que hay una injusticia cerca (a veces lejos) porque se pone a solucionarla. No le digas a Yuma que alguien no tiene a dónde ir porque te llevará la contraria, pues siempre puede ir a su casa, en Espinareda de Vega, ahora, antes en mil sitios. Con esa filosofía Yuma (que tiene nombre pero a saber cuál es) se puede embarcar en levantar un hospital en África porque un amigo médico le dice que sin él es imposible hacer una sanidad digna;o en traer del Sahara a una niña a la que por la fuerza roban su libertad, pero no contaban con Yuma y hoy Aicha es tan feliz como libre... Y Yuma dice que de aquellos meses en África lo más duro era no entender el idioma y no poder hablar, que para él es un suplicio. Y de cómo se jugó la cárcel en lo de Aicha pues «la vida es así... igual me
Yuma: El último paisano
La Nueva Crónica3 hrs ago3


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