Todo este misterio comenzó a mediados de octubre, cuando un grupo de trabajadores mineros avistó un objeto en llamas que cayó del cielo y se estrelló en una carretera cerca de la localidad de Newman, en el árido interior de Australia Occidental . Alarmados por la escena y sin saber si se trataba de basura espacial , los testigos dieron aviso inmediato a las autoridades.
Las imágenes difundidas por la Policía mostraban un cilindro parcialmente calcinado, con un tono oscuro y una estructura que parecía haber soportado temperaturas extremas durante su descenso . Los primeros análisis apuntan a que el objeto está compuesto de fibra de carbono, un material utilizado en la industria aeroespacial para fabricar componentes de cohetes o satélites .
¿Cómo es el extraño objeto que cayó del cielo envuelto en llamas?
El hallazgo activó una investigación conjunta entre la Policía de Australia Occidental, la Agencia Espacial Australiana y el Departamento de Bomberos, con el objetivo de determinar si el objeto que cayó del cielo pertenece a un lanzamiento espacial reciente o a fragmentos antiguos que orbitaban la Tierra.
Según comunicó la Oficina de Seguridad del Transporte de Australia, el artefacto no guarda relación con ningún avión comercial . El portavoz del organismo confirmó que el objeto presenta “características típicas de los desechos espaciales que reingresan a la atmósfera terrestre”.
Los ingenieros espaciales trabajan ahora en una evaluación técnica para confirmar si el fragmento procede de una misión en curso o de un cohete lanzado meses atrás .
Aunque las autoridades aseguraron que no existe peligro para la población, el hallazgo ha reavivado el debate sobre los riesgos de la basura espacial .
El extraño objeto que cayó del cielo podría ser un fragmento de cohete chino
La arqueóloga espacial Alice Gorman, profesora de la Universidad de Flinders, explicó al medio The Guardian que “todo sugiere que podría tratarse del cuarto segmento de un cohete Jielong lanzado por China en septiembre”. Según la especialista, el objeto habría permanecido orbitando la Tierra durante varias semanas antes de precipitarse sin aviso sobre Australia.
Gorman señaló que la falta de advertencias previas sobre su reentrada en la atmósfera demuestra que el incidente fue “repentino e inesperado”.
Además, insistió en la necesidad de que todos los países con programas espaciales implementen planes de reingreso controlado para evitar que piezas de gran tamaño impacten en zonas habitadas.
En este sentido, recordó la existencia del llamado Punto Nemo , el lugar más remoto del planeta y utilizado como “cementerio espacial” , donde muchos satélites y cohetes son dirigidos al final de su vida útil para que se desintegren de forma segura.
El desafío de la basura espacial
El director general de la Agencia Espacial Europea (ESA), Josef Aschbacher, advirtió recientemente que el incremento de lanzamientos en los últimos años está generando una cantidad creciente de restos orbitando el planeta . “Cada cohete que se lanza deja fragmentos que, tarde o temprano, pueden regresar a la superficie terrestre”, señaló.
Para reducir estos riesgos, la ESA impulsa la iniciativa Zero Debris Charter, un acuerdo internacional que busca garantizar que los satélites sean retirados de órbita o destruidos por completo al finalizar sus misiones. Este compromiso exige que las naves dispongan de suficiente combustible para su descenso controlado y estén diseñadas para desintegrarse antes de alcanzar el suelo.
En el caso del objeto que cayó del cielo en Australia, los investigadores creen que resistió la desintegración debido a su composición, posiblemente acero inoxidable o aleaciones de titanio recubiertas con carbono, materiales que soportan temperaturas muy altas. Esto explicaría por qué fue hallado aún humeante tras el impacto .
Una advertencia sobre lo que puede venir
Aunque este tipo de sucesos son poco frecuentes, los expertos coinciden en que la probabilidad de que vuelvan a producirse va en aumento. Los restos espaciales que sobreviven al reingreso suelen caer en océanos o zonas despobladas, pero algunos logran alcanzar áreas habitadas.
La caída de este objeto del cielo ha vuelto a poner en evidencia la necesidad de un control más riguroso sobre los lanzamientos espaciales y los mecanismos de reentrada.
Los científicos australianos prevén publicar un informe definitivo en las próximas semanas, mientras el artefacto permanece bajo custodia en una instalación de investigación de la Agencia Espacial Australiana.

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