Cada año, cuando el calendario marca el final de octubre y los vientos del otoño comienzan a enfriar la tierra, el mundo se prepara para la noche más mágica del año: Halloween . Sin embargo, detrás de los disfraces, las calabazas y las luces de neón , se esconde una historia ancestral que nos conecta con un pasado espiritual más profundo .

Antes de que la religión, la cultura y el comercio transformaran esta celebración , existía Samhain, un festival celta que marcaba el fin del ciclo agrícola y el comienzo del invierno. Era el momento en que, según las antiguas tradiciones , el velo entre los vivos y los muertos se hacía más delgado , permitiendo el contacto con los ancestros y el misterio del más allá.

Los celtas celebraban Samhain como un umbral entre el año que moría

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