Cuando en veinte años alguien necesite un plomero, un gasista o un electricista, quizás sólo encuentre influencers, creadores de contenido y community managers. En Argentina, prácticamente no existen plomeros menores de 25 años, según un informe de Amanco Wavin. La mayoría de los trabajadores del rubro tiene entre 46 y 55 años, y casi todos son hombres. La crisis de los oficios también se siente en Rosario.

El fenómeno no se limita a la plomería. En la electricidad, la herrería, la carpintería o la albañilería se repite la misma foto: una generación que prefiere las pantallas al destornillador. La demanda, en cambio, no deja de crecer.

En paralelo, mientras quienes practican el oficio hace años se quejan de que no hay recambio generacional, los institutos de formación privada y la

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