Los pueblos de Cundinamarca guardan, entre sus plazas y cerros, una colección de joyas arquitectónicas que valen la pena ser conocidas porque hablan tanto de la fe como de la memoria local.

Entre estas piezas se encuentran iglesias coloniales, monumentos y parques temáticos que guardan un profundo legado histórico y religioso, como es el caso del Parque Ararat, en el municipio de Junín, una obra única inspirada en pasajes del Antiguo Testamento que se alza sobre uno de los montes más altos del pueblo.

El terreno está ubicado en jurisdicción de la vereda El Cuatro de Alemania, llamada así porque en su pasado se dice que fue habitada por personas de esta nacionalidad, recreando una escena bíblica y ofreciendo miradores con vistas amplias del valle y del caserío de Junín, integrando la

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