En Can Barça hay un murmullo que crece. En los pasillos, entre los entrenadores y los veteranos, empieza a mencionarse la “maldición del 10” . Ese número sagrado que llevó Leo Messi y que desde su marcha parece traer más peso que gloria . El último en cargar con él es Lamine Yamal , la nueva joya del club, y su historia empieza a recordar demasiado a la de Ansu Fati . El temor es real.
La fama repentina puede ser un arma de doble filo. Yamal, con apenas 18 años , se ha convertido en estrella mundial de un día para otro. Publicidad, redes sociales, atención mediática, compromisos, presión... un tsunami emocional que ni los adultos más curtidos saben manejar. El Barça lo ha elevado al rango de jugador franquicia , el nuevo rostro del club, y le ha dado el icónico

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