La Casa Blanca desató una tormenta política y simbólica con la demolición completa del East Wing y el despido simultáneo de los seis miembros de la Comisión de Bellas Artes, un organismo federal independiente que históricamente ha asesorado sobre cambios arquitectónicos y urbanos en la capital.

Las decisiones, ejecutadas en días de cierre de gobierno y mientras la administración avanza con un salón de baile de 8.360 metros cuadrados financiado con aportes privados y un plan para erigir un arco triunfal en Washington (al que el presidente llama " Arc de Trump " ), reabren un debate que mezcla prerrogativas presidenciales, controles administrativos, preservación histórica y dinero privado en obras públicas.

En la práctica, Donald Trump ha impuesto el ritmo de los hechos con m

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