Cada año, al llegar noviembre, México se cubre de color. Las flores de cempasúchil pintan los caminos, el aroma del incienso invade las calles y las casas se llenan de velas encendidas que iluminan el camino de quienes ya partieron. El Día de Muertos no solo es una de las festividades más emblemáticas del país, sino también un reflejo profundo de la manera en que los mexicanos entendemos la vida, la muerte y la memoria.

La muerte como proceso social

“ La muerte no es únicamente un proceso biológico , sino también un proceso social”, explica Roberto Martínez González, investigador del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, en un texto publicado en el portal de UNAM Global .

“Cuando alguien muere, desaparece su cuerpo, pero también se disuelve la persona social que ocu

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