La casa de Bitelchus no figura en ningún mapa maldito ni en los catálogos del turismo paranormal, pero cada año del 30 de octubre al 2 de noviembre, en Palmanyola, abre sus puertas como si los muertos hubiesen firmado contrato fijo. Sus dueños, Cristina Cendrós y Paco Coll, no viven en una mansión gótica sino en una casa convencional, que a fuerza de ingenio y vocación termina convertida en un parque temático del miedo. «Empezamos como quien no quiere la cosa, con una cena de amigos y dos tumbas en el jardín», recuerda Paco. «De eso hace ya diez años, y ahora nos visitan más de mil personas en cuatro días».
Cristina asiente antes de apuntar: «Comenzamos los preparativos cinco semanas antes, porque si no, no llegamos. Paco renuncia a sus vacaciones para poder decorar la casa». Cada

Ultima Hora

LA RAZÓN Cultura
La Vanguardia España
America News
Daily Kos
The Conversation