Crecer entre monturas, riendas y relinchos es la vida y el día a día de Triana Vargas (Haro, 2011), una joven de tan solo catorce años cuyo amor por los caballos se remonta a cuando era tan pequeña que casi ni recuerda cómo nació su pasión. La amazona cuenta que mientras su hermana mayor montaba y tomaba clases, ella aprovechaba para irse de paseo con un poni. «Desde que vi un caballo, me gustó mucho», recuerda con una sonrisa, consciente de que ya no habría marcha atrás porque había encontrado su lugar. «No tengo en mente ningún otro deporte», expresa segura de sí misma.

Fue a los tres años cuando empezó a dar clases, y a los ocho ya tenía su primer poni pupilado, adentrándose así en el mundo de la doma clásica y compitiendo en distintos campeonatos a nivel nacional e internacional. Grac

See Full Page